La reválida de Sánchez

SPC
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El presidente del Gobierno afronta las elecciones regionales y locales en clave plebiscitaria y de 'primera vuelta' de las generales. Madrid y, sobre todo Valencia, serán los exámenes decisivos

La reválida de Sánchez - Foto: Álex Zea

Decía Alfonso Guerra en una reciente entrevista que uno de los mayores errores históricos del PSOE eran sus alianzas actuales. Ycomo rectificar es de sabios, los socialistas afrontan las elecciones del próximo 28 de mayo más alejados que nunca de sus socios de coalición, Unidas Podemos, que están inmersos en una profunda crisis debido a la irrupción de Sumar. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sabe que estos comicios son vistos como un plebiscito, una primera vuelta de las generales, que su gran rival, Alberto Núñez Feijóo, aventaja en todas las encuestas menos el CIS y que los morados les restan, como se pudo ver tras la reforma de la Ley del solo sí es sí y en otros muchos desencuentros. 

Así que la estrategia es sencilla:aislarlos como se les aisló cuando el Congreso votó a favor de la reforma de la polémica norma que, hasta el 14 de abril, según el Consejo General del Poder Judicial, benefició a 978 agresores sexuales y dejó en libertad a 104 de ellos.

Una forma de arrinconar a los morados, en definitiva, de crear ese cordón sanitario, era fijar un muro de contención. Yen este sentido, Sánchez tiene que estar de alguna manera agradecido a Pablo Iglesias por designar a Yolanda Díaz como su sucesora.

El líder del PSOEpronto vio que la exdirigente de IU se convertía en un verso libre y no seguía las decisiones de su mentor, el hombre que la había aupado al Consejo de Ministros, y no dudó en ponerle una alfombra roja en el Gobierno.

Por aquel entonces, Sumar, asociación que vio la luz el 28 de marzo de 2022 y se dio a conocer dos meses después, era solo una idea, un sueño, un mero proceso de escucha... Y, de alguna manera, el propio Sánchez ayudó a que ese proyecto siguiera adelante. 

Paralelamente, Yolanda Díaz se iba alejando de sus compañeros como podía, poco a poco, casi sin hacer ruido. Incluso con una equidistancia que era difícil de entender en ese momento. Estaba naciendo la alternativa a los morados. 

Por eso a casi nadie sorprendió que en la fallida moción de censura de Vox, Sánchez le regalara a la vicepresidenta segunda muchos minutos de oro, suficientes para vender su proyecto y su candidatura a La Moncloa, haciendo invisibles de paso a Ione Belarra e Irene Montero. Eso fue hace poco más de un mes y la puesta de largo, autoproclamación incluida, el 2 de abril, Domingo de Ramos. 

Los efectos han sido inmediatos. Por de pronto, se aprecia un trasvase de votos importante de Podemos a Sumar. Se habla de en torno a un tercio. Perolo mejor para el número uno del PSOEes que la nueva fuerza no estará en las elecciones del 28-M. De hecho, su única cara visible todavía no se ha posicionado públicamente por ningún partido. De momento. Si acaso se dejó ver Yolanda Díaz en Sant Jordi con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. 

Así las cosas, con un Podemos en clara línea descendente y un Sumar que empieza a ilusionar a buena parte de la sociedad, pero que no compite, no hay mucha alternativa a la izquierda de los socialistas y va a pesar mucho el voto útil. Más aún cuando Ciudadanos vive sus horas más bajas. Sánchez puede dormir tranquilo. 

En busca del centro

Yes ahí donde arranca la segunda parte de la estrategia. Con el partido naranja apuntando al naufragio, tanto PSOEcomo PPtratan de seducir al electorado de centro, sumamente volátil y más en esta cita, apelando al voto del miedo. Se arrogan los socialistas como la única opción para plantar batalla a «la extrema derecha», un calificativo en el que incluyen tanto a Vox como a los populares, a los que acusan tener un pacto acordado. 

Ese temor que se quiere transmitir al votante de izquierdas para que se movilice y al de centro para que le apoye funcionó durante muchos años, aunque no surtió efecto en las elecciones andaluzas de junio de 2022, que supusieron un durísimo golpe para el líder del PSOE. Sánchez daba por hecho que, en el peor de los casos, Juanma Moreno iba a necesitar a los de Santiago Abascal, pero el popular pulverizó las expectativas con una mayoría absoluta incontestable.

Un hecho parecido es el que vaticinan casi todas las encuestas para la madre de todas las batallas, la de la Comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso apunta a una holgada mayoría. Los sondeos externos e internos dictaminan incluso una mayoría absoluta, pero ella no quiere confiarse. 

Pedro Sánchez sabe que su peón, Juan Lobato, lo tiene muy complicado en la Comunidad. Como mucho puede recuperar la segunda posición, pero Mónica García, de Más Madrid, goza de más tirón y ya cuenta con el apoyo de la exalcaldesa Manuela Carmena, la histórica exdirigente socialista Carla Antonelli y quizás hasta Yolanda Díaz se anime a hacer campaña junto a ella.

Para la Alcaldía las esperanzas del presidente con Reyes Maroto son grandes... ante las cámaras. Pero las encuestas vaticinan una y otra vez un naufragio. Otra cosa es que una alianza de las fuerzas progresistas deje al PP de José Luis Martínez Almeida sin su feudo más codiciado, pero a día de hoy eso parece una quimera. 

Efecto Baldoví

Donde existe una gran incertidumbre es en la Comunidad Valenciana. Una región donde el presidente ya ha comenzado a volcarse. Hace dos semanas, celebró una Convención Municipal, con sus fichajes más relevantes, y anunció la medida estrella de sacar 50.000 inmuebles de la Sareb para impulsar alquileres asequibles. Quedarse sin el Ejecutivo autonómico después de ocho años en manos de Ximo Puig supondría un fracaso sin paliativos.

Otra comunidad en el aire es Aragón, feudo de uno de los barones más carismáticos, Javier Lambán, aunque también crítico con las políticas de la coalición de Gobierno en los últimos meses.

Precisamente eso, los polémicos acuerdos del PSOE con Podemos, como la ley del solo sí es sí o la reforma de la sedición y la malversación, podrían pasar factura el próximo 28-M a unos líderes socialistas que intentan caminar con paso propio y no salir en la foto.