El seguro agrario, junto a las ayudas de la PAC, se considera una pieza clave en la política agraria para garantizar las rentas y la viabilidad de las explotaciones frente a los efectos del cambio climático. Las cifras de las entidades aseguradoras son el mejor termómetro y en este caso certifican un aumento en la siniestralidad, con fenómenos meteorológicos más frecuentes, más violentos e impredecibles y en periodos de la campaña en los que antes no eran habituales.
Frente a lo que sucedía en el pasado, y en contra de las posiciones de los negacionistas del cambio climático, los datos manejados por las entidades aseguradoras reiteran que algo está cambiando cuando se producen más heladas generalizas en los meses de primavera y hasta los inicio del verano; cuando hay sequías indiscriminadas más frecuentes que se suman a la falta de agua para el riego en cultivos claves en el centro y sur de la península; cuando los pedriscos que dañan los cereales o los cultivos leñosos -especialmente frutales o viñedos- son cada vez más habituales; y cuando lluvias torrenciales e inundaciones son una pesadilla para determinadas zonas, especialmente en Levante. En conjunto, un cúmulo de siniestros que ha arrastrado en el último año al seguro agrario a unas cifras récord de siniestralidad que han desajustado las cuentas de las entidades aseguradoras con el consiguiente impacto negativo sobre las primas a pagar por agricultores y ganaderos con más recargos y menos bonificaciones en algunas líneas.
En este contexto, para apoyar la viabilidad del conjunto de la actividad aseguradora, la de las entidades que defienden la rentabilidad de su negocio y la de los agricultores que deben disponer de unas primas de aseguramiento a sus espaldas que sean atractivas para sus explotaciones, Agricultura ha dispuesto en el nuevo Plan para 2023 un aumento en 10 puntos de las subvenciones para el pago de las primas de las pólizas elevando su aportación a la cifra nunca antes vista de 317,7 millones de euros. Objetivo: que haya un seguro con asegurados y que los agricultores y ganaderos no se alejen de la actividad aseguradora manteniendo los niveles de suscripción de primas de los últimos años.
Según los datos provisionales manejados por el pool de entidades aseguradoras, la siniestralidad al pasado 30 de octubre contemplaba ya unas indemnizaciones de 714 millones de euros frente a unas primas de 707 millones. De esos 714 millones, 588 corresponden a la siniestralidad en las producciones agrícolas -especialmente por la sequía- y 54 a las ganaderas, a los que se suman otros 72 millones de euros por retirada de cadáveres de las explotaciones ganaderas.
Los datos manejados por las entidades aseguradoras suponen un incremento medio de la siniestralidad del 7% en relación con la registrada en las mismas fechas en 2021, año en el que las indemnizaciones ascendieron a 222 millones de euros. Si los siniestros siguen en esta línea, todo hace indicar que los resultados superarán ampliamente la cifra récord de indemnizaciones, que data de 2012 con sus 732 millones de euros a causa de la sequía generalizada de ese periodo.
DOS MILLONES DE HECTÁREAS. Hasta la fecha, la superficie afectada por un siniestro alcanza a casi dos millones de hectáreas. Entre esa superficie destaca el volumen de las indemnizaciones correspondientes a los frutales por heladas y lluvias torrenciales, muy especialmente en los cítricos en Levante, seguidos de los cereales de secano, el almendro o la uva de vinificación, con un total de 110.000 siniestros, a los que se suman otros 80.000 en el sector ganadero, básicamente por la falta de pastos, seguido de siniestros por enfermedades y accidentes.
En conjunto, el sector agrario mantiene unos niveles de contratación de más de 400.000 pólizas, pero en todo lo demás, el año apunta a números extremos. Junto a las cifras máximas de siniestralidad, también se esperan cifras récord en capital asegurado, que aumenta cada año y que al mes de octubre ya se elevaba a 14.000 millones de euros frente a los 15.590 del ejercicio pasado. A estas alturas del año todavía siguen abiertas las contrataciones de seguros tan importantes como los cereales, el olivar o el viñedo, líneas en las que hay que tener en cuenta el mayor precio de los productos asegurados, por lo que se espera que se alcancen cifras por encima del máximo anterior en capital, superando los 16.000 millones
Estas cifras, aunque muy importantes, se hallan lejos del valor de la producción final agraria de los últimos años, que ronda los 56.000 millones de euros. Sin embargo, ya suponen casi la mitad del valor de esa producción llegando a unos 34.000 millones, siendo mucho más reducida para la actividad ganadera, con sectores donde su implantación es muy escasa.
Desde la consideración del seguro como una actividad clave en la política agraria, la misma ha registrado en los últimos años un importante incremento de los fondos destinados desde Agricultura para apoyar el pago de las primas. Frente a los 211 millones prácticamente congelados dispuestos por el Ministerio en la década anterior, el presupuesto para 2023 supone un incremento de 60 millones de euros sobre el inicial de 2021 y un 50% más que en 2020, para situarse en la cifra récord de 317,7 millones de euros, a los que se suman las cantidades dispuestas por cada comunidad autónoma en función de sus prioridades en el sector agrario y que, en conjunto, suponen una media de otros 100 millones de euros.
Los aportación del Ministerio de Agricultura para este ejercicio supone aumentar en 10 puntos la subvención base que percibe la mayor parte de los asegurados. En esta línea, para este Plan 2023, la subvención media se acerca al 40%, frente al 32% del año anterior. Ese porcentaje aumenta en función de las circunstancias de cada agricultor o ganadero en diferentes porcentajes si se trata de agricultores profesionales, de organizaciones de productores, de cooperativas o de explotaciones prioritarias, pudiendo llegar las ayudas hasta un 65% del importe la prima en el caso de agricultores jóvenes.
Además del importe o porcentaje de las subvenciones a las primas, es importante que otras condiciones, como los rendimientos con posibilidad de asegurar, respondan a las producciones reales, así como que las franquicias, bonificaciones o penalizaciones en cada línea o póliza estén ajustadas a los intereses de las dos partes para que el seguro sea realmente un arma en la política agraria.